miércoles, 23 de febrero de 2011

Date prisa.

Me pesan los párpados.
Las lágrimas brotan de mis ojos descontroladamente, en mi cabeza retumban cientos de ideas por segundos. Me duele.
Deseo ser como el Ave Fénix, envuelta en llamas,
que muere por la noche y renace de sus cenizas por la mañana. Ojalá pudiera huir. Volar lejos de aquí, sentarme en un parque de cualquier ciudad lejana, cerrar los ojos, y no sentir dolor. Ya no sé ni que es lo que siento. Estoy perdiendo la cabeza. Que triste, es pensar en todo lo que puedo ser, y no soy. ¿Porqué no me dejas serlo? Cada día que pasa le encuentro menos sentido a todo esto, y ya no quedan personas a mi lado, que puedan ni si quiera llegar a entender una mínima parte de ello. Es tontería hablarlo. Estoy viva, pero avanzo día a día como un zombie, con cuerpo, pero sin alma. Presa de mis miedos, y de mis esperanzas. Encerrada en mi infierno, tratando de revivir alegrías. Ahora solo me queda pedirte un favor; Piensa, si merece la pena seguir siendo un infeliz, un insatisfecho, un frustrado, y una persona solitaria, porque mi cabeza ya no puede seguir intentando adivinar tus pensamientos. Por favor, haz que todo encaje pronto.

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