domingo, 27 de febrero de 2011

Deliciosamente diferente.

No sabe consolar, pero me abraza, me hace sentir viva, me hace reír, y me hace llorar aun más. Como un niño chico al que le quitan el chupete. Rizamos demasiado el rizo, y vemos las cosas desde diferentes ángulos.
Pero no es ningún capricho, y de eso estamos seguros.
Que más da, seguirá siendo igual dentro de 5 o 6 años. Seguiremos mirándonos con deseo, intimidándonos, seguiremos riéndonos por nada, y seguiremos siendo víctimas de una relación que no llega a ningún lado.
Te querré aquí, y en Pekín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario